En los últimos meses hemos conmemorado fechas tan importantes como el Día contra el Cáncer de Mama (19 de octubre), el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre), el día Mundial de la lucha contra el Sida (1 de diciembre)… son días que nos hacen de repente prestar atención a asuntos que en nuestra rutina nos pasan desapercibidos.
Normalmente son “problemas” que vemos desde lejos, protegidos por una barrera invisible que nos hace sentirnos a salvo. Son “problemas” que parece que no nos van a afectar nunca como el cáncer, o que no tienen nada que ver con nosotros como la violencia de género, o que son cosa de otra época como el Sida. Y entonces, esos días de conmemoración, por unos momentos, mientras leemos la prensa, escuchamos la radio, vemos la televisión… abrimos nuestros sentidos, levantamos los ojos, miramos a nuestro alrededor y somos conscientes de que son parte de nuestra realidad y están ahí: junto a nosotros, e incluso tal vez, en nosotros mismos. Puede que sólo dure el efecto 24 horas pero… maravillosas 24 horas que nos hacen más humanos.
Qué importante es la sensibilización hacia estos temas, recordar, informar, reivindicar… no dejar que sean temas que se lleve el viento, trabajar día a día para darlos a conocer, insistir en aportar soluciones, trabajar para el cambio, de forma persistente… Son muchas las organizaciones que trabajan en esta labor de visibilización, y que además prestan atención y servicios a las personas directamente afectadas. Su labor es fundamental e imprescindible.
Hoy, también es un día especial, de esos que hay que celebrar, hoy es 5 de diciembre: Día Internacional de los Voluntarios.
Los Voluntarios/as son esos seres singulares que encontramos en esas organizaciones que he mencionado anteriormente y cuya dedicación a los demás les hace merecedores de todo un reconocimiento, y un sincero agradecimiento.
Si en las campañas de sensibilización, un símbolo: el lazo ha servido para hacer favorecer en la gente su unión a la causa. Para mí, los/as voluntarios/as son el imperdible que nos permite mantener la causa en alto, gracias a su compromiso y a su participación activa.
Quisiera poder poner los nombres de todos y cada uno de los voluntarios/as que aportan su trabajo desinteresado, su valioso tiempo, que ponen su corazón y todas sus ganas en cambiar el mundo.
Lógicamente es imposible poder escribir uno a uno esos nombres. Así que los resumiré en dos: Belén y Kike. Dos voluntarios/as que para mi personifican a la perfección el auténtico significado de “ser voluntario”: contribuir a hacer de este mundo un lugar mejor.
Gracias por ser…
… y gracias por estar, compartir, colaborar y mostrarme cada día que ¡podemos cambiar el mundo!
Si tú también eres uno de los centenares de millones de personas que prestan un servicio voluntario… por su puesto… a ti también, gracias.
Gracias Pilar,….casi lloro…..pero con la sonrisa en la cara, lágrimas de felicidad y de emoción grata…
Me encantas!!! No cambies nunca…sigue así…
Sonríe Belén. Y gracias a ti.